Rosa blanca

 

Rosa blanca es amor puro, vivido, gozado

Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles.
Como un lirio entre los cardos (como una rosa entre las espinas), es mi amada entre las jóvenes.
Como un manzano entre los árboles silvestres, es mi amado entre los jóvenes.
Yo me senté a su sombra tan deseada y su fruto es dulce a mi paladar.
Él me hizo entrar en la bodega y enarboló sobre mí la insignia del Amor.
Reconfórtenme con pasteles de pasas, reanímenme con manzanas, porque estoy enferma de amor.
Su izquierda sostiene mi cabeza y con su derecha me abraza.
¡Júrenme, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, que no despertarán ni desvelarán a mi amor, hasta que ella quiera!
(Cantar de los Canatres 2,1-7)

El amor tiene su tiempo, penas, curas

La mujer pide una cita a mediodía con el amante que ahora hace el papel de pastor. Los verdaderos sentimientos de él son expresados en su admiración de la belleza de ella, exaltada por la elegancia comparable al carro del Faraón. Ella contesta exaltando la intimidad y el encanto de la presencia de él, simbolizada por nardo y mirra que le lleva. Mientras él admira la belleza de la amada, ella devuelve el cumplido. Así el dueto de reciproca admiración continua cuando él transforma en cumplido el paragón que ella hace de si misma con unas flores comunes, el narciso y la azucena (la rosa) de la llana de Saron. Ella devuelve el cumplido, con un paragón que exalta el hombre, del que habla en tercera persona. La mujer desarrolla la metáfora del manzano, para mostrar las delicias del amor de el (sombra y fruto). Así ella es llevada a contar sus penas de amor, otro tema común. El paradojo esta en el echo de que lo que le da penas de amor le da también la cura. El dialogo se cierra con un repentino pasaje a las Hijas en el que parece haya un retornelo. Describe el amplexo con el amado e implora que no despierten el amor “hasta que no lo quiera”. No se trata de la prohibición de despertar de su sueño la persona amada. El punto es que el amor no es cosa artificial o calculada; tiene su tiempo. El hechizo “para las gacelas y las ciervas de los campos” es único, y podría ser una referencia a la divinidad, o Dios de los ejércitos. (Cántico de los cantares 2,1-7 comento)

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